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12/10/16

Capital Intelectual

Generales

Revistas literarias, un mercado que late por amor al arte

En un país con una importante tradición en el terreno de las publicaciones y revistas literarias, la semana pasada se presentó en Buenos Aires la versión local de la prestigiosa The New York Review of Books. Editada por Capital Intelectual, cada número incluirá artículos de la edición original y otros de producción propia. Review, Revista de Libros sale a buscar lectores ávidos de textos de grandes plumas. También en marzo, la Biblioteca Nacional editó Estado Crítico, de frecuencia bimensual y disponible sólo por la Web. En quioscos de diarios y librerías circulan otras revistas sobre literatura, crónica, arte y cine, todas muy cuidadas, con textos de calidad y firmas de autores reconocidos. Pero, según reconocen los editores, la cuestión que enfrentan después de publicar cada número es cómo seguir adelante en un mercado poco amigable para el género cultural desde el punto de vista de las ventas. "Sacamos Review porque creemos que hay un espacio -dice José Natanson, director de la revista-. Notamos que una parte de la prensa cultural tradicional está un poco desorientada con la competencia de las redes sociales, los blogs, las webs. Muchas veces, la reacción es tratar de «ganarle» a la oferta digital acortando los textos. Pero no se le puede ganar a Internet. No así por lo menos. Por eso nosotros hacemos todo lo contrario." La apuesta, entonces, es "ir a contracorriente". "La revista tiene textos largos, profundos, que te lleva un rato leer, y están muy bien traducidos. Sabemos que es algo que va a en sentido contrario a lo que se supone que hay que hacer hoy." De frecuencia bimestral, 42 páginas y una tirada de 15.000 ejemplares, el primer número incluye un análisis de Paul Krugman sobre el libro de Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI; un texto de Leonardo Padura sobre la dificultad de escribir en Cuba y una crónica de Alma Guillermoprieto desde el pueblo mexicano de Ayotzinapa donde desaparecieron 43 estudiantes en septiembre pasado. Las dos joyas de esta edición son, por un lado, la reseña de Joyce Carol Oates sobre el libro Verdad indiscutida, de Mike Tyson y Larry Sloman; por el otro, el texto de Ricardo Piglia sobre Domingo Sarmiento en su faceta de escritor. Piglia, junto con Juan Gabriel Tokatlian, integran el consejo editorial de la publicación, que prepara para su segundo número una discusión entre Naomi Klein y Elizabeth Kolbert a propósito del último libro de Klein y un artículo de Orhan Pamuk sobre Updike. "Las revistas de cultura no son las que dan noticias sobre cultura; tiene que ser agradable leerla, no compite ni con los diarios ni con otras revistas", define Ricardo Coler, editor de La mujer de mi vida, que lleva casi 12 años en los quioscos, publica entre 5000 y 6000 ejemplares y vende de 3500 a 4000. "Las buenas revistas de cultura podrían hoy establecer un debate que nos recuerde que hay algo más en el universo además del conflicto entre el Gobierno y los medios." La mujer de mi vida, que se edita en Buenos Aires desde 2003 y dedica cada tapa a un tema central, mantuvo durante los primeros cincos años una frecuencia mensual. Desde 2008 sale cada tres meses. "Cuando un mira el crecimiento de las publicaciones de chismes, de los programas de chismes y de los sitios de chismes, los que hacemos revistas culturales podemos llegar a una conclusión: vamos perdiendo. Es cierto que no hay presupuesto, que a la gente no le interesa y que el capitalismo bla, bla, bla... Pero en algún momento habría que pensar si no somos nosotros también responsables de algo", reflexiona Coler. Y agrega: "Tratamos en cada publicación de pensar algo que sea novedoso y que tenga que ver con nuestra época". En la página del Ministerio de Cultura de la Nación, hay un registro de revistas culturales. Allí figuran desde las tradicionales hasta las más nuevas como Orsai, La Balandra, Otra Parte y Anfibia, que edita la Unsam. Con el subtítulo Otra narrativa, La Balandra se publica desde 2011. "Nos interesa, en otras cosas, mostrar la trastienda del ambiente literario: por ejemplo, los tejes y manejes de los concursos literarios", cuenta la directora Alejandra Laurencich. Después de 12 años en la calle y 30 ediciones en papel, Otra Parte, de Graciela Speranza y Marcelo Cohen, adoptó el formato digital. Otra Parte semanal lleva 100 semanas en la Web y ofrece, gratis, secciones dedicadas a literatura nacional y extranjera, arte, cine, teatro, ensayo, crítica. La Web es, sin dudas, el soporte ideal para publicar y difundir esta clase de revistas que van contra la corriente del mercado. Por eso la Biblioteca Nacional eligió ese formato para su flamante Estado Crítico, que dirige Horacio González, "una revista virtual permite una llegada amplia y una mayor inmediatez que el papel. Nuestra expectativa es que el lector pueda encontrar en Estado Crítico un vehículo heterogéneo de expresiones en un marco textual de cuidado diseño, diferente a lo que habitualmente circula".

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