30/12/16
Cámara Argentina de Biotecnología
Generales
Las biotecnológicas tienen un gran negocio por delante
En un trabajo de investigación de mercado publicado por la consultora Booz & Company, se pronosticó que este año culminará con la industria farmacéutica global generando el 30 por ciento de su facturación con negocios realizados en mercados emergentes. Sin embargo, de acuerdo con la experta Gabriela Cezar, CEO de Panarea Partners, una aceleradora especializada en impulsar empresas relacionadas con ciencias biológicas, esa cifra sólo podrá alcanzarse si las empresas del mundo farma logran entender, y trabajar, con partners locales en forma eficaz. Cezar sabe de lo que habla. Nacida en Brasil, se especializó en la Universidad de Edimburgo (Escocia) y, tras su doctorado, trabajó haciendo investigación en diversos laboratorios. Entre 2012 y 2015 fue Senior Director del Pfizer ERDI, External Research & Development Innovation para América latina. Y en su experiencia, acumula la responsabilidad de haber canalizado más de US$ 500 millones hacia diversos programas de inversión en diferentes proyectos de biotecnología. Cezar pasó por el país a principios de noviembre, invitada como keynote speaker de BioArgentina, un encuentro de vinculación organizado por la Cámara Argentina de Biotecnología, que preside Hugo Sigman, CEO del Grupo Insud, con la intención de potenciar este rubro en la región. Según la experta, a las empresas que se dedican hoy a la biotecnología en la Argentina se les abre una gran posibilidad de negocios y esto ocurre porque estamos en un momento muy particular de esta industria. Lo que está ocurriendo es que —en los últimos cinco años— las grandes multinacionales del rubro comenzaron a realizar la mayor cantidad posible de acuerdos de colaboración de investigación y desarrollo con empresas Pyme del sector biotecnológico. “Hoy las grandes organizaciones están tercerizando parte de sus investigaciones”, afirma. ¿Por qué? Lo que ocurre es que, desde adentro de las grandes empresas se percibe que las investigaciones en temas biomédicos logran tener más foco, y un mayor componente de innovación, cuando son encaradas por empresas pequeñas y medianas. Por ejemplo, las grandes organizaciones dedicadas a biotecnología y salud deben atender, y también invertir recursos en otras temáticas, como por ejemplo las regulatorias o el marketing de productos. Por eso, las empresas pequeñas en todo el mundo se pueden concentrar mejor en innovación. ¿Hay áreas de excelencia en biotecnología en las que la Argentina se destaque? Varias. Considero que en materia de investigaciones de biología molecular, la Argentina se ubica en el primer plano de toda la región y tiene un gran potencial en todo lo que sea desarrollo de nuevos tests y sistemas de diagnóstico. Y también en terapias basadas en esta especialidad. Para comprobarlo, basta con analizar la cantidad de artículos y de papers publicados en las mejores revistas de ciencia del mundo, y se verá que en este tema la Argentina está excelentemente posicionada. ¿Y qué otras opciones? Otras líneas en las que se destacan sus científicos son en el desarrollo de vacunas y productos biológicos similares, tanto para las personas como para todo lo relacionado con la salud animal, donde la Argentina y Brasil ocupan un rol de liderazgo regional. Todo esto se explica, en buena parte, porque sus equipos de investigadores vienen trabajando en materia de vacunas desde hace mucho tiempo, especialmente si los comparamos con lo que ocurre con otros colegas de otros países. Y creo que la Argentina ya ha logrado el reconocimiento de la comunidad científica internacional en estos puntos. Otro campo donde se ve mucho liderazgo en materia de investigación biotecnológica, es el de los cultivos que reciben modificaciones y mejoras en base a la ingeniería genética, algo que también depende de los avances en biología molecular. ¿Cuáles son las barreras a levantar para que este rubro despegue? Creo que el primer punto a trabajar para que crezca es resolver el financiamiento y la inversión. Aunque debo decir que en los últimos años hemos visto que el Ministerio de Ciencia y Tecnología que dirige Lino Barañao ha venido trabajando bien en esta materia y han invertido, especialmente aportando capital semilla. Además, cualquier legislación, nuevas normas o políticas de desarrollo económico que faciliten el movimiento en estas áreas y favorezcan el estímulo y la innovación siempre aportan y son bienvenidas. ¿Dónde debería ponerse el foco para desarrollar el negocio de la biotecnología? Me parece que habría que generar instrumentos de inversión que estén bien orientados a apalancar proyectos de ensayos clínicos. Lo que normalmente hemos visto es que en la Argentina ha habido financiación para proyectos que están en etapas muy iniciales y precoces. Ahora, deberían lograr que esas investigaciones evolucionen a la siguiente etapa, para que esas ideas se conviertan en productos que puedan ser llevados al mercado global. Ahí es donde habría que enfocarse: en conseguir que los trabajos de investigación clínica, que se hacen con personas, y las etapas de investigación que miden los efectos de una molécula en pacientes —en su Fase I, II o III— se hagan en el país. Yo creo que sería muy significativo para empujar el sector lograr financiación para estudiar las moléculas descubiertas por investigadores locales, al menos hasta completar, con pacientes argentinos, la etapa de estudios de Fase I. Solamente con eso se generaría un efecto profundamente transformador en la industria de la salud, debido a que las empresas internacionales prefieren trabajar con moléculas que ya hayan sido probadas en su fase clínica. Además, teniendo resultados más maduros, las Pyme pueden negociar mejor porque las moléculas adquieren mucho más valor. ¿Qué deberían tener en cuenta las Pyme para concretar alianzas con las grandes farmacéuticas? Lo que es fundamental es que, al acercarse con una idea, les aporten datos científicos que hayan sido recopilados con calidad universal. En otras palabras, que hagan los estudios para validar la seguridad y la eficacia, en modelos animales o in-vitro, pero siempre que sean estudios de calidad global, y que hayan sido obtenidos siguiendo estándares internacionales. Si yo estuviese hoy al frente de una Pyme de investigación biotecnológica, invertiría en la realización de estudios preclínicos y clínicos, formalizados con metodologías acreditadas internacionalmente, tanto para estudios hechos con animales como también en personas. ¿Por qué tanto énfasis en ese punto? Porque la experiencia que tenemos nosotros, que hemos trabajado con investigadores de naciones de todos los continentes, es que los científicos de los grandes laboratorios de Estados Unidos y Europa tienden a mirar los descubrimientos de nuevas moléculas, que provienen de países que no son del primer mundo, con cierta desconfianza. Tienen una percepción particular en ese sentido, o a veces no saben que la ciencia hecha por empresas locales puede tener la misma calidad que la del primer mundo. Por eso, las compañías de la Argentina y de América latina deben poder mostrar datos de calidad, con el formato estándar y todos los requisitos que les permitan competir de igual a igual con compañías de Estados Unidos y de Europa. Así, la gran empresa no va a pensar que debe repetir estudios para poder seguir adelante con el desarrollo.