9/10/16
Garruchos
Generales
La genética puntana florece en el Litoral
La firma del Grupo Insud cría Braford en Nueva Galia y los usa para mejorar sus rodeos en en litoral. Aprovechan la sanidad de San Luis y sus montes para ganar en rusticidad. Para encontrar la estancia El Retiro hay que ir con los datos precisos porque sigue una máxima fundamental del grupo Insud, al que pertenece dentro de su división agropecuaria: el perfil bajo. No tiene una entrada de esas que provocan admiración por algún trabajo en hierro o madera, no hay grandes tranqueras ni ningún cartel que la identifique. Es un campo más en una zona de campos con mucho pastizal natural y rodeos bovinos. “Venís por la autopista 55 y cuando pasás Nueva Galia es justo en el kilómetro 559”, había sido la indicación de Gustavo Díaz, el responsable del campo. Y era así nomás, en el mojón señalado, de mano derecha, está la entrada. Tranquera común, guarda ganado y un camino de tierra que nos introduce rumbo al casco principal, sin animales ni cultivos a la vista. Sólo enormes caldenes y algarrobos, algunos caballos criollos esparcidos en un pequeño lote y el cantar de los pájaros. El Retiro pertenece a la empresa Garruchos y tiene la cabaña con el mismo nombre. Garruchos es un conglomerado agropecuario y forestal del que también forman parte la cabaña Los Murmullos, ubicada en la ciudad bonaerense de General Belgrano, y otra estancia en el Litoral, en Corrientes, que también fue bautizada como Garruchos. Pero no sólo se especializan en vacas, también tienen extensiones en Santa Cruz y Chubut, con ovejas de la raza Merino. En cuanto a la parte forestal, Pomera Maderas es su compañía industrial, con plantaciones de eucaliptos y pinos en Argentina y Paraguay. Sus operaciones están certificadas por FSC® (Forest Stewardship Council®). Produce madera sólida de alta calidad, bajo estrictas normas de manejo ambiental. Garruchos comenzó sus actividades en 2007 con la compra de 75 mil hectáreas en distintos sectores, cercanos entre sí, del sur de San Luis. La cabaña propiamente dicha ocupa 7.500 hectáreas con sus rodeos, compuestos de 1.300 vientres, de los cuales 800 son de raza Braford y 500 de Angus. Justamente son estos últimos la gran novedad que nos trajo hasta Nueva Galia, porque es un proyecto que comenzó el año pasado. “Son animales nacidos y criados en el campo que trabajamos con la idea de producir toros en el futuro cercano. Hasta ahora sólo habíamos trabajado con los Braford que habíamos comprado junto con el campo, que pertenecía a una cabaña muy prestigiosa llamada 'Las Balas', pero ésta es zona de Angus”, reconoce Díaz, un hombre nacido en Huanguelén, provincia de Buenos Aires, que tiene su familia en Victorica, La Pampa, y vive durante la semana por y para la cabaña. La enorme extensión de tierra llama la atención por un par de detalles. El primero es el respeto por la vegetación autóctona, ya que sólo el 10% fue desmontado para la cría de hacienda, el resto se mantiene tal cual estaba antes de la compra. Y también por las enormes picadas cortafuego de unos 40 metros de ancho que se divisan desde la autopista y se internan cada tanto en los campos. “El promedio de lluvias anuales no llega a los 400 milímetros y están muy concentradas en la primavera y el final del verano, por lo que el peligro de incendios es permanente. La última vez que cayó agua fueron 25 milímetros el 25 de abril, desde ese día, nada de nada. Ya estamos preocupados, aunque sabemos que esta zona es así. El año pasado se quemaron mil hectáreas de bosque nativo por un rayo y además, al estar a la vera de la ruta, el riesgo aumenta porque estamos a merced de cualquier imprudencia que cometa la gente que pasa”, explica el encargado del campo. El agua no sólo es necesaria para mantener a raya al fuego, también los animales requieren de grandes cantidades. “Pueden estar días sin comer, pero no sin tomar agua. Cuando tienen sed pierden el control, saltan y rompen alambrados, los gemidos son terribles”, describe Díaz, quien todavía recuerda los problemas con la sequía de 2013. “Les dábamos agua por horas a cada sector, para racionalizarla, los tanques estaban vacíos y no es una expresión figurada, sino literal”. Si bien es algo salada y con cierta proporción de arsénico, lo que la hace difícil de potabilizar para uso humano, el agua de Nueva Galia es apta para los animales. La ilusión de toda la gente de esta zona es que el nuevo embalse que se está construyendo en Villa Mercedes, más el acueducto del Este, permitan la llegada de más agua en el mediano plazo, para no seguir dependiendo exclusivamente de las precipitaciones. El Tigre y El Liebral Los campos de los alrededores de El Retiro también son de Garruchos y allí está depositado el resto del ganado, el gran capital de la empresa. Por un lado está El Tigre, en la misma mano que la estancia, que actualmente tiene vaquillonas para entorar a los 15 meses y otras de primera parición. La elección de estos lotes no es casual: son extensiones limpias para sembrar, ideales para colocar estas madres y futuras madres en un período tan delicado del proceso de cría y recría. El otro campo es El Liebral, al que Díaz nos lleva a recorrer con una camioneta para que podamos apreciar los 500 vientres Angus apuntados líneas arriba. “Ya certificamos el rodeo en la Asociación de Angus y arrancamos en la categoría MAS (Madre Angus Seleccionada), queremos en dos años tener Puros Controlados (PR)”, asegura. La extensión de Garruchos se completa con El Buen Abrigo, un campo de cría de monte que está rumbo al sur, donde hay 3.000 vaquillonas y vacas de cría común, que se suman a las 5.500 que pastan en El Retiro. “Necesitamos 70 toros por año para mantener el rodeo”, agrega Díaz, quien maneja una carga de un animal cada 6,5 hectáreas, una proporción excelente para mantener los pastizales saludables. “Tenemos buenos suelos, con pastos naturales de excelente calidad, pero poco volumen, con mucha afrechilla. Estamos algo escasos de nitrógeno y bien de fósforo. La clave es simple: cuando llueve está todo bien, sino se complica”, dice Díaz. Por fortuna, casi no tienen problemas con el palque, una maleza mortal para los animales que también se conoce como duraznillo negro. Apenas un lote está tomado, pero sólo lo usan con toros cuando los pastos están altos, porque son animales selectivos y no se agachan más de la cuenta para comer. Los toros están en la fase de terminación para salir a la pista, en el gran remate anual que la cabaña hará el 30 de octubre, por tercera vez en general y por segunda en sus instalaciones. “Arrancamos con un buen rodeo de base, en dos meses empiezan los nacimientos de los toros elegidos”, apunta. El rodeo de reproductores tiene diversos usos: varios Braford para vender, otros de uso propio y una buena parte viaja al litoral, a Corrientes, donde las mejoras genéticas gracias a los animales que llegan desde San Luis ya son palpables luego de seis años de transferencias. “Nuestro genetista es un profesional reconocido, Roberto Moreyra, quien vive en el Litoral, pero también se encarga de El Retiro. La verdad es que los animales criados en San Luis sirven mucho luego en el Litoral, donde tenemos problemas con la alta humedad y las enfermedades zoonóticas. El Grupo Insud está compuesto por un conjunto de empresas de capitales argentinos, que en la actualidad está altamente diversificado y tiene presencia global. Los fundadores son la bioquímica Silvia Gold y el psiquiatra Hugo Sigman, quienes iniciaron en 1977 la primera compañía, una farmacéutica, de lo que hoy es Insud. Se trata de Chemo, dedicada a la comercialización de principios activos, que tuvo su oficina inicial en Barcelona. La primera planta la levantaron en Italia en 1984. En 1990 Laboratorio Elea se integró al grupo con su portafolio de productos en áreas de Salud Femenina, Oncología, Cardiología, Neuropsiquiatría y Venta Libre; en tanto que en 1993 nació nace Mundo Sano, una organización de la sociedad civil que trabaja en reducir el impacto de las denominadas enfermedades desatendidas. La primera actividad agropecuaria fue en 1998, cuando compraron la cabaña Los Murmullos, con sede en Chubut. E ingresaron en la actividad forestal en 2004, con la adquisición de la firma Shell, con sede en Corrientes, donde luego llevarían adelante un desarrollo ganadero. Sigman, un empresario inquieto, también incursionó en el cine, en sociedad con Oscar Kramer en K&S Films, un emprendimiento que tendría su pico de popularidad el año pasado, con la producción de la película Relatos Salvajes, que fue elegida para representar a la Argentina en los premios Oscar. En 2005 también crearon como parte de Grupo Insud a Yacaré Porá, una granja de caimanes modelo ubicada en el norte de Corrientes. Y nació Solantu, marca de lujo sustentable especializada en la investigación y comercialización de objetos únicos en maderas nativas y cueros de caimán. Para diversificar sus actividades en la provincia del litoral también lanzaron un hotel boutique, Puerto Valle, que está en los Esteros del Iberá, una zona de gran afluencia turística extranjera. Mientras tanto, la ganadería se siguió haciendo fuerte con campos en General Belgrano (Buenos Aires) y San Luis, donde crían Braford y Angus de primera calidad. Esta es una zona ideal para la cría, con buenas condiciones de clima e infraestructura, los animales incorporan esa rusticidad, la sanidad es perfecta, el círculo cierra por todos lados”, reconoce nuestro anfitrión. Incluso se nota que esos Braford que también pastan relajados en El Liebral no muestran el carácter díscolo que suele tener esta raza índica, son bastante mansos y están bien trabajados. Ahora con la incorporación de una raza británica como la Angus ampliarán el abanico de posibilidades de cría. En el campo trabaja el veterinario Julio Stornini, quien realiza tareas de inseminación bajo el método denominado "a tiempo fijo". “Quizá el porcentaje de preñez es más bajo que con el sistema de detección de celo, pero a la vez es más seguro, bajamos el nivel de error, es más económico, reducimos los tiempos de inseminación, aumentamos la proporción de vientres que se preñan temprano y los kilos de los terneros destetados. Realizamos la inseminación y hacemos un repaso a los 15 días. El resultado es muy bueno, por encima del 60%”, reconoce el profesional, quien vive en Nueva Galia. El campo brinda trabajo a los vecinos del pueblo, pero también es crisol de identidades, porque hay gente de todo el país entre el personal fijo y el contratado para tareas especiales. Si bien la agricultura no es el fuerte de Garruchos, llevan adelante los cultivos necesarios para alimentar sus rodeos en una extensión que se aproxima a las cuatro mil hectáreas. En la campaña de gruesa hacen maíz, que si viene con buenos rindes se cosecha para picar y hacer raciones, en cambio si no reditúa lo suficiente como para retirarlo, hacen que los animales lo consuman en pie. Lo mismo pasa con el sorgo, hacen silero para picar y forrajero para el consumo en el campo. Luego le agregan un núcleo proteico como el pellet de girasol. En invierno la apuesta es por el centeno, por eso en estos días suelen verse algunos cuadros con un verde profundo y otros algo amarillentos que están siendo devorados por la hacienda. “Quizá deberíamos probar con la vicia para mantener el nivel de nitrógeno, pero siempre que lo vamos a hacer por algún motivo lo terminamos postergando”, comenta Díaz, quien apunta a la dificultad para conseguir semillas de esta leguminosa de invierno como la causa de que no pudieron todavía rotar los cultivos de esta época.