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5/10/16

Grupo Insud

Generales

Biotecnología: Más de 100 empresas en Buenos Aires

SECTORES EN CRECIMIENTO La Fundación Endeavor presentó un mapa de las empresas dedicadas al desarrollo de productos farmacéuticos de origen biotecnológico.  En sólo 10 años, la cantidad de empresas argentinas dedicadas a la biotecnología se duplicó: el 47% de lsa 178 compañías que componen el sector en el país se crearon en la última década, según datos de la Cámara Argentina de Biotecnología Endeavor, una fundación dedicada a potenciar a los emprendedores, tomó nota de este crecimiento y mapeó a las empresas dedicadas al desarrollo de productos farmacéuticos de origen biotecnológico en el informe “El crecimiento del emprendedurismo en biotecnología en Buenos Aires”. El dato saliente es que ya hay un centenar de estas empresas en la región metropolitana. Además , según los especialistas reunidos por Endeavor en la presentación del informe, es posible hablar de un “ecosistema emprendedor” consolidado para este sector. En este sentido, el informe de Endeavor, que se concentró en las empresas biotecnológicas de la rama farmacéutica, pronostica la continuidad del crecimiento: en los próximos cinco año habrá "entre un 15 y 25% más" de compañías biotecnológicas. Una de las claves en el desarrollo de este ecosistema es, según el informe, la existencia de compañías farmacéuticas argentinas consolidadas, ya que la mayoría de las empresas identificadas en el informe tienen su origen allí: “Cuatro de los cinco protagonistas más grandes en el mercado farmacéutico nacional son empresas loca les, un logro poco común entre los países fuera de los EE. UU. y Europa”, asegura el estudio. “La existencia de una industria farmacéutica nacional fuerte ha posibilitado el desarrollo de profesionales idóneos para la creación de empresas de biotecnología en la Ciudad”, agrega. La otra clave es la excelencia en la investigación biológica. “Argentina tiene un número mucho mayor de investigadores científicos en relación con el tamaño de su población activa que cualquiera de sus vecinos latinoamericanos”, señala el trabajo.  Hoy la Argentina “posee más de 6.000 investigadores y académicos especializados en ciencias biológicas, que elaboraron más de 5.000 artículos para revistas especializadas durante 15 años”. Según Matt Lerner, líder de proyecto de Endeavor Insight, el modelo tradicional para crear una compañía de biotecnología exitosa incluye tres componentes: desarrollo de nuevas tecnologías en universidades o laboratorios estatales; transferencia de la propiedad de esta tecnología a compañías privadas, que pueden usar mucho capital de riesgo para financiar su comercialización y venta de las compañías mediante la oferta pública de acciones o la adquisición por parte de corporaciones consolidadas y que cotizan en la bolsa. Sin embargo, “en Buenos Aires, el capital de riesgo para las compañías biotecnológicas ha sido prácticamente inexistente”, asegura Lerner y, además, “son poco comunes la adquisición y la oferta pública de acciones por parte de compañías grandes”. Por eso, la primera generación de empresas biotecnológicas en el sector salud, surgió entre 1980 y 1990, cuando se pusieron en marcha una serie de compañías incipientes con fuertes conexiones con las empresas farmacéuticas tradicionales que se concentraron principalmente en el desarrollo de productos biosimilares, que son mucho menos costosos de fabricar que los compuestos y los fármacos completamente nuevos. “Esto permitió a los primeros fundadores minimizar el impacto de los bajos niveles de financiación de la investigación pública y del capital de riesgo y desarrollar negocios sostenibles y replicables”, relata el estudio. El mapa de la red de emprendedores biotecnológicos de Endeavor muestra el surgimiento de una segunda camada de compañías en los últimos quince años. “Las empresas locales están avanzando hacia modelos empresariales basados en servicios, como por ejemplo la identificación de genes y la bioinformática. Varias empresas locales, como Grupo Chemo y la empresa Immunova, están incluso participando en las actividades de I+D que buscan descubrir compuestos medicinales completamente nuevos”, dice el estudio. Para Graciela Ciccia, directora de Innovación y Desarrollo Tecnológico del Grupo Insud y directora de la Cámara, todavía “la principal dificultad del sector es conseguir fondos de inversión”. Por eso, señaló que “las oportunidades de negocio están en aprovechar desarrollos ya hechos en otros países cuya patente expiró”. De esta manera, se abaratan costos de producción y bajan los precios del producto final. Migoya, cofundador de Globant; Ciccia, directora en grupo INSUD; Torres Carbonell, subsecretaria de Industrias Creativas, y Macagni, directora de Endeavor, debatieron sobre el ecosistema emprendedor biotecnológico. La biotecnología requiere de altísimos niveles de inversión porque sus productos dependen de la investigación y desarrollo. Esto es crítico en el sector salud: sólo la prueba de concepto, correspondiente a la etapa de exploración previa a la etapa de desarrollo del medicamento, “puede costar medio millón de dólares”, dice Santiago Sanguinetti, de Inmunova, un emprendimiento dedicado a la investigación, diseño y desarrollo de vacunas, anticuerpos e inmunogénicos. A eso le siguen los análisis pre-clínicos (en animales) y hasta dos fases de pruebas en personas, que pueden llegar a doblar o triplicar la inversión, dice Sanguineti. Para Linus Spatz, uno de los fundadores de Inmunova, la supervivencia de su emprendimiento tuvo como factor fundamental el acceso a fondos públicos, como el FONTAR. "Sin ese apoyo, no hubiéramos podido llegar hasta acá", dice. Según Silvia Torres Carbonell, subsecretaria de Industrias Creativas de la Ciudad que participó también de la presentación, “la Argentina viene de una historia en la que la ciencia y las empresas estaban divorciadas” y enfatizó el “rol clave del Estado” para fomentar los vínculos entre ambos sectores.

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